Hablar con niños y jóvenes sobre emergencias o conflictos suele ser un tema complejo para las familias. Sobre todo cuando se trata de situaciones que llevan adheridas un componente negativo y aterrador, como puede ser la muerte. El aluvión de información que reciben a través de canales online o la televisión tampoco ayuda. Por ello, en un entorno de incertidumbre necesitan la orientación de los adultos para entender y procesar lo que sucede.
Un estudio publicado por 36 investigadores en la revista Science en el año 2021 concluía que los niños y niñas de hoy estarán expuestos a un promedio de cinco veces más desastres que si vivieran hace 150 años. / Se estima que entre 2016 y 2021 los desastres meteorológicos provocaron 43,1 millones de desplazamientos internos de niños y niñas en 44 países. Los efectos que pueden tener estas situaciones en ellos pueden generar miedo, ansiedad y, en algunos casos, traumas emocionales. Todo ello se genera no solo a través del hecho vivido, sino también al escuchar conversaciones entre los adultos que revivan el momento. Son particularmente vulnerables a la información que no comprenden completamente y pueden malinterpretar o exagerar el peligro.
Por este motivo, si los padres explican con sinceridad los hechos, a la vez que se muestran seguros y confiados de que la situación mejorará, los niños también pensarán que podrán superarlo. Pero sin orientación adecuada, estos eventos pueden dar lugar a preocupaciones constantes, pesadillas o alteraciones en su conducta.
Consejos para hablar sobre catástrofes
Validar las emociones
La primera recomendación para hablar sobre el tema es crear un espacio seguro en el que ellos puedan expresar sus preocupaciones, dudas o miedos. Pregúntales qué saben sobre la situación, qué han escuchado y cómo se sienten al respecto. Es posible que, aunque no lo expresen con palabras, algunos niños ya hayan sentido miedo o inseguridad.
En este punto es importante escuchar sin juzgar ni minimizar sus emociones para que, cada vez que se sientan mal, puedan hablar con los adultos sin miedo a ser regañados o incomprendidos.
Lenguaje adaptado a su edad
Es importante ser honestos con los niños cuando hablamos sobre catástrofes o emergencias, pero sin abrumarlos con detalles innecesarios o información gráfica que pueda causarles ansiedad. La clave es adaptar la información a su edad y nivel de comprensión, para que puedan entender sin sentirse desbordados.
A las niñas y niños más pequeños, de aproximadamente 3 a 6 años, puedes explicarles que, en ocasiones, el mundo experimenta cosas que no entendemos completamente, pero que siempre habrá personas cuidando de ellos. Con los mayores, de 7 años en adelante, puedes entrar en más detalle y hablarles sobre cómo hay expertos en todo el mundo dedicados a ayudar en situaciones difíciles. Explícales que, aunque estas situaciones no son comunes, existen procedimientos y personas preparadas para ayudar y mantener a la gente a salvo.
Evitar generar incertidumbre o más miedo
Aunque es importante que entiendan que algunas situaciones son graves, también es esencial no exagerar el peligro ni crear un ambiente de miedo constante. Hazles saber que, aunque hay cosas que no podemos controlar, siempre hay formas de protegerse y de actuar con seguridad.
Prepara un plan familiar
Una de las mejores maneras de reducir el miedo a lo desconocido es brindar herramientas concretas. Enseñar a los niños y niñas algunas medidas de seguridad y cómo actuar en caso de una emergencia puede darles un sentido de control y seguridad. Hablar de temas prácticos como el número de emergencia al que pueden llamar es útil y les da confianza para saber cómo actuar si algo llega a suceder.
Además, crear un plan familiar de emergencia puede ayudar a los niños a comprender que la preparación es parte de su seguridad. Involúcralos en tareas sencillas, como preparar una pequeña mochila con agua, linterna y algo de comida no perecedera. Ante esto es esencial que comprendan que, ante cualquier emergencia, nunca estarán solos y que podrán contar con adultos responsables que los guiarán y cuidarán.
Por qué no evitar la conversación
El educador y creador de programas infantiles Mr. Rogers (Fred Rogers) decía que “todo lo que es humano es mencionable, y todo lo que es mencionable puede ser más manejable. Cuando podemos hablar de nuestros sentimientos, se vuelven menos abrumadores, menos molestos y menos aterradores”.
Aunque evitar hablar sobre catástrofes y emergencias puede parecer una forma de proteger a los niños, la realidad es que suelen percibir cuando algo malo sucede. Al no recibir explicaciones claras y adaptadas a su edad, pueden sentirse aún más confundidos o asustados; la incertidumbre alimenta su imaginación y puede llevarlos a pensar lo peor.
Estas conversaciones son una oportunidad para enseñarles herramientas de afrontamiento que podrán aplicar en otros desafíos que puedan enfrentar en la vida. Asimismo, fortalecen su resiliencia y les enseña a confiar en los adultos responsables que les cuidan, contribuyendo a su desarrollo emocional y psicológico.